En 1957, en el corral de la posada se abrió un taller mecánico y en la repartición de la herencia Ángel Cortés Cercenado (hijo del fundador) se quedó con el local de la posada y construyo allí un edificio de cuatro plantas de las cuales se habilitaron el bajo y dos plantas, la tercera y la cuarta planta estaban diáfanas, se utilizaban para las fiestas, cenas, etc., la primera y la segunda planta se hicieron habitaciones sin calefacción ni agua caliente con un baño común en cada planta, la planta baja está habilitada como taller mecánico y recepción.